Los biscotti son originarios del pueblo de Prato, cerca de Florencia y fueron introducidos al mundo industrial por Antonio Mattei en 1858, que los empezó a producir en su fábrica de pasta. Por tradición se acompañan con Vinsanto, un vino de postre exquisito; lo que se hace es mojar los biscotti en el vino y le das una mordida, todo un verdadero placer. Aquí te dejo una receta maravillosa.

Ingredientes:
- 500 g | 3 y 1/3 tazas de harina
- 400 g | 2 tazas de azúcar
- 5 huevos
- 250 g de almendras
- 5 g | 1 cucharadita de polvo de hornear
- 50 g de mantequilla derretida
- Vin Santo (busca vino de muy buena calidad en una tienda de licor especializada, también puedes usar para dar sabor vino Marsala)
El primer paso va a ser tostar las almendras. Precalienta el horno a 180 °C | 350 °F, coloca todas las almendras en un bandeja preparada con silpat y espárcelas bien. Hornea por 7 a 10 minutos máximo, hasta que las almendras tengan un color dorado.
Para hacer el biscotti coloca harina, azúcar, huevos, mantequilla y polvo de hornear en el tazón de la batidora y mezcla muy bien. Solo si la mezcla queda muy seca agrega poquitos de vino hasta que tome un consistencia homogénea. La textura va a variar según el tipo de harina que uses.

Lo que también puedes hacer es no agregar toda la harina desde el principio, sino solo 3 tazas, para que vayas midiendo la consistencia de la masa poco a poco y luego vas a agregando poquitos de harina y vino, hasta que la masa quede muy suave, un poquito pegajosa.
Agrega las almendras y mezcla solo hasta que se incorporen bien.

Precalienta el horno a 180 °C | 350 °F.
Coloca la masa sobre la superficie de trabajo, divídela en dos y forma un bollo con cada una de ellas, si se pega a tus manos o a la mesa de trabajo usa harina para ayudarte a darle forma. Coloca los biscotti en una bandeja con papel encerado y hornea de 15 a 20 minutos hasta que doren.
Sácalos del horno y déjalos reposar por unos minutos hasta que te sientas cómod@ tocándolos. Tómalos con ayuda de un trapo de cocina para que no te quemes y córtalos en rebanadas de 2 cm de ancho.
Ponlos de nuevo en la bandeja para hornear con la parte que cortaste viendo hacia arriba. Barniza con huevo y rocíalos con azúcar.
Hornea nuevamente por 5 minutos, si todavía no lucen dorados déjalos unos 2 ó 3 minutos más dentro del horno. Sin embargo, no los dejes mucho tiempo porque se pueden endurecer demasiado. Los sacamos del horno y los dejamos enfriar en una rejilla, se pueden consumir en cuanto enfríen un poquito.

Ellos tienden a endurecerse mucho, por eso se recomienda mojarlos en vino para comerlos, sin embargo una tacita de café o té también te servirá muy bien.

Los puedes envolver bien bonitos como regalo también.

Que los disfrutes mucho!

0 comentarios