Los scones son unos pequeños panes originarios de Inglaterra y Escocia, los cuales se hicieron muy populares entre las personas cuando el polvo de hornear se empezó a comercializar de forma masiva. Verás, una de las características más maravillosas de los scones es que son panes rápidos de hacer, ya que en lugar de levadura, se usa polvo de hornear para que crezcan. Así que si te levantas temprano en la mañana con antojo de una pan recién salido del horno, los scones son la mejor opción.
La costumbre dicta que se sirvan con mermelada y crema batida o crema chantillí, la cual me encanta porque les da textura deliciosa.
Hacer estos scones es súper fácil. Primero vamos a precalentar el horno a 350 °F | 180 °C y preparamos una bandeja con papel encerado o silpat.
Vamos a colocar todos los ingredientes húmedos en el tazón de la batidora y mezclamos un poco solo hasta que se integren.
Luego vamos a agregar todos los ingredientes secos.
Y mezclamos hasta conseguir una masa como la de la foto. Es una masa un poco pegajosa.
Agregamos las frambuesas y mezclamos solo un poco, un par de segundos porque vas anotar que las frambuesas se rompen muy rápido.
Colocamos la masa en la bandeja preparada y con nuestra mano húmeda formamos un círculo de unos 25 cm de diámetro y unos 2 ó 3 centímetros de grosor.
Con un cuchillo humedecido con agua vamos a cortar 8 triángulos y los separamos, ya que van a crecer en el proceso de horneado.
Horneamos por 20 a 25 minutos o hasta que doren.
El olor en la casa va a ser tan increíblemente que vas a despertar a todos.
Y aunque ya te había compartido mi receta estrella de scones (la puedes encontrar dando click aquí) quise probar esta receta nueva saludable porque usa ingredientes naturales y no lleva azúcar y es una gran opción para las personas que siguen una dieta estricta sin azúcar o sin harina.
Me encantó el resultado!
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